De decencia

 
 

Muerto en forma Juan Rebollo
al atardecer lo entierran.
Cura y medio su alma limpia
al Padre Eterno encomiendan.
Veinte chicos por delante
asidos a sendas velas
mientras fingen que las cuidan
se escarnecen con cautela.
Cuatro mozos, con corbata,
la caja larga y estrecha
a falta de algún nivel
desacompasados llevan.
Los parientes en el duelo
raramente gimotean
¡son los herederos tantos
que no les vale la pena!
Los hombres de más atrás
no tan bajo parlotean:
dicen pestes del cacique
y pullas de la estanquera.
Y las mujeres en zaga,
dilatadas las orejas,
trabucan sus oraciones
porque escuchan más que rezan.

¿De qué ha muerto Juan Rebollo?...
¿De puñalada trapera?...
¿A ruedas de un automóvil?...
¿Le agarrotó la difteria?...
No ha muerto de enfermedad,
no ha muerto en la carretera,
no ha muerto por el acero
que se ha muerto de decencia.
De lo que pocos se mueren
porque poca es la que queda.

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Criatura Juan Rebollo,
con corazón y cabeza,
abundó en buenas palabras
y en acciones aún más buenas.
¡Fue en el siglo Juan Rebollo
un cristiano de una pieza!

  (Amarás a Dios sobre todas las cosas)
 

A Dios sobre toda cosa
amó del todo y de veras.
No más luego del Concilio
que antes de su "incidencia".
Tampoco menos, cual otros,
lleven los curas chaqueta,
quieran casarse en Holanda
o allá declararse en huelga,
pequeñeces por las cuales
la fe de aquéllos flaquea,
"Que una cosa son los curas
y otra Dios que nos observa".
(Palabras de Juan Rebollo
antes de que se muriera).

  (No tomarás el nombre de Dios en vano)
 

El santo nombre de Dios
que invoca tanto babieca
para jurar cualquier cosa
que jamás valió la pena
no lo tomó Juan Rebollo
ni en circunstancias tan serias
como cuando rebuscaron
si militó en las izquierdas.
Y como no fue ministro,
ni municipal siquiera,
no tuvo que jurar cargos
de excesivas influencias.
"Que jurar no es cosa fútil;
que jurar es cosa seria".
(Palabras de Juan Rebollo
antes de que se muriera).

  (Santificarás las fiestas)
 

Salvo alguna, Juan Rebollo
santificó toda fiesta.
Vestido de circunstancias
acudió presto a la iglesia
a recibir al Señor
y a darle gracias sinceras
por la lluvia o la salud
con que, conmovido, premia.
Las que no santificara
hízolo no sin licencia
que nunca le negó el cura
de peligrar la cosecha.
"Que las fiestas son quebradas
sin pan y vino en la mesa".
(Palabras de Juan Rebollo
antes de que se muriera).

  (Honrarás padre y madre)
 

A su padre y a su madre
honró con gran reverencia
Juan Rebollo que no quiso
ni tutearles siquiera,
según es tan elegante
hasta en la remota aldea.
Siempre atento a sus consejos
y a prestarles obediencia
les trató con sencillez,
sin temor y sin reservas,
sin querer nunca toserles
pero sí rendirles cuentas.
"Que los padres son los padres
¡por razonables que sean!"
(Palabras de Juan Rebollo
antes de que se muriera).

  (No matarás)
 

Por no matar Juan Rebollo
no aplastó una tijereta.
Quiso no ser poetastro,
barbero ni sacamuelas.
Jamás alabó al alcalde
por muy maldito que fuera.
Jamás al sastre maldijo
ni movió jamás reyerta.
Y como suegra no tuvo,
pues que soltero muriera,
nunca malas intenciones
pasaron por su cabeza.
"Que matar o sentir ganas,
pocas veces no es de bestias".
(Palabras de Juan Rebollo
antes de que se muriera).

  (No fornicarás.
No desearás la mujer de tu prójimo)
 

Juan Rebollo, hombre entero
de los pies a la cabeza,
mientras pensara en casarse
quiso no hablar de las suecas.
No sólo quiso no hablar
¡quiso ni pensar en ellas
y en sus "despreocupaciones"
que a tantos otros condenan!
¿Y cómo, pues, desear,
si no deseó una sueca,
la parienta de su prójimo
que no llega ni a francesa?
"Que sólo es sano el amor
si lo bendice la Iglesia".
(Palabras de Juan Rebollo
antes de que se muriera).

  (No hurtarás.
No codiciarás bienes ajenos)
 

Juan Rebollo por no hurtar
ni "recuperó" siquiera
esos sellos aún flamantes
que en nuevos sobres se pegan.
Los dedos no se le untaron
cuando manejó aceitera,
y la leche de sus vacas
y el vino de su bodega
no supieron de bautizos
por espesos que fluyeran.
Se apañó bien con lo suyo
sin codiciar cosa ajena.
"Que sólo es noble obtener
lo que noble esfuerzo cuesta".
(Palabras de Juan Rebollo
antes de que se muriera).

  (No levantarás falsos testimonios ni mentirás)
 

No por no ser comerciante,
pescador ni calavera
no mintiera Juan Rebollo,
ni por no ser de la Prensa,
que hasta quiso no mentir
a la condenada Hacienda
al tiempo de formular
su declaración de renta.
Y si a Hacienda no mintió,
contra toda conveniencia
¿a qué falsos testimonios
levantara ni extendiera?
"Que es muy bella la verdad
y la mentira es muy fea".
(Palabras de Juan Rebollo
antes de que se muriera).

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¡Así Juan Rebollo habló
(para dar así en la huesa)!
¡Así vivió Juan Rebollo
(antes de que se muriera)!
Juan Rebollo, tipo estrecho
y talla metro noventa,
corazón desparramado
y enrevesada cabeza
¡¡que consiguió no adaptarse...!!
y se ha muerto de decencia.

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Muchos no le olvidarán....
¡hasta que a casa se vuelvan!
Que en casita, en el "tresillo"
y con la "tele" dispuesta
y con lámpara "de pie"
y trasegando cerveza
¡¡a ver quién de Juan Rebollo
ni casualmente se acuerda!!

¡Que sube el nivel de vida!...
¡La Humanidad que progresa!...
¡La sociedad de consumo
que trae coche y nevera
(y se lleva la memoria
no gloriosa, pero buena,
de Juan Rebollo hombre entero
de los pies a la cabeza)!

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La lechuza en lo más alto
de la más añosa higuera
a Juan Rebollo despide
al tragárselo la tierra.