Dejadme que os pida

 
 

(Deprecación pequeñita
por mis niños mayorcitos)

 

Los dos son mi ansia,
los dos son mi dicha,
los dos, y por ellos
dejadme que os pida.

¡Ay, Niño Jesús!
¡ay, dulce María!
¡ay, justo José!
de noche y de día
sedles en la senda
que mañana sigan
trino de jilgueros,
fuente cristalina.

Cuando el mundo, loco,
lujos y delicias
les ofrezca y ellos
solos no resistan;
cuando el ruin demonio,
terco, les repita
que no tasquen frenos
que hay sólo una vida;
cuando de la carne
tentación les siga
que, sin darse tregua,
busque su caída
¡ay, Niño Jesús!
¡ay, dulce María!
¡ay, justo José!
de noche y de día
sedles en la senda
que mañana sigan
refugio seguro,
antorcha encendida.

Cuando en sus quereres
pongan su alma limpia
y olvido o engaño
a cambio reciban;
cuando la tormenta
sus campos elija
y su mies dorada
reduzca a cenizas;
cuando la fortuna
acaso algún día
quiera, aun por capricho,
mirarles propicia
¡ay, Niño Jesús!
¡ay, dulce María!
¡ay, justo José!
de noche y de día
sedles en la senda
que mañana sigan
sosiego de penas,
temple de alegrías.

Cuando tantas torres
vetustas y altivas
sin fe que las tenga
acaban en ruinas;
cuando la existencia
desalada y fría
es, sin la esperanza,
barco a la deriva;
cuando los que han hambre
de pan o justicia
despiertan apenas
caridad ni cuita
¡ay, Niño Jesús!
¡ay, dulce María!
¡ay, justo José!
de noche y de día
sedles en la senda
que mañana sigan
descanso y aliento
siempre, hasta la cima.