II - Años mozos (antes de la mili)

 
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Comenzando está la ronda,
bien se vea cómo acaba,
se asomen pues al balcón
o asómense a la ventana.

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Ya la noche está llegando,
ya se encienden los luceros;
haz, mi vida, que se enciendan
dos por los que yo me muero.

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Riega una vez y otra vez
las flores de tu ventana,
que tus ojazos, morena,
bien me sé yo cómo abrasan.

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Luceros los más hermosos
no los busques en el cielo
que los tienes ante ti
cuando estás ante el espejo.

  6
 

Puedes decirle a tu madre
que se ahorre sus rosquillas
¡te casará cuando quiera,
que así estás de rebonita!

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Con el agua de lavarte
esa carita de cielo
si me lavaras la mía
no serla yo tan feo.

  8
 

Treinta días ya que llueve
desde que tú te ausentaste,
para que cese el diluvio
vuelve, niña, cuanto antes.

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Mal puede crecer el chopo
que está frente a tu ventana
pues tus ojos cada día
aun sin querer lo socarran.

  10
 

Ya se marchan los vencejos,
ya se marchan las cigüeñas
¡váyanse el sol y la luna
si tú a mi lado te quedas!

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Las rosquillas que te hice
y la albahaca que te di
para la peana fueron
que no fueron para ti.

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Asómate a la ventana,
carita de luna llena,
para que el sol un candil
a tu lado nos parezca.

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Las estrellas de la playa
y las arenas del cielo
de cuan loco estoy por ti
son un pálido reflejo.

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La cinta que te bordé
y el beso que no te di
te hablaron bien claramente
aquella tarde de abril.

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Cuando paso por tu calle
se remueve tu persiana,
no me digas quién atisba
porque a mí no me hace falta.

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Entre nuestros dos "tozuelos"
hay, mi vida, dos corrientes:
mi pensamiento que va,
tu pensamiento que viene.

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Tengo frío, mucho frío,
pero si tus ojos quieren
me miran como ellos saben
y... ¡hasta el cinto se me enciende!

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Dices que dicen que dije
que acotaría tu puerta;
diles que digan que digo
que ojalá tú lo quisieras.

  19
 

Moza de los ojos negros,
ramillete de jazmín,
quiéreme y que no me muera
que más no puedo sufrir.

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Mes de albadas, mes de amores,
florido y hermoso mayo,
no te nos pases tan corto
que febrero fue muy largo.

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Por los aires la cigüeña,
por las aguas el delfín,
y si tú a mí no me quieres
menos te quiero yo a ti.

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Esta noche rondaremos
con carraca y redoblante
y que salgan si se atreven
el alguacil y el alcalde.