Hasta el gato me obedece,
todos me besan y abrazan...
me temo que alguna cosa
debe andar muy mal en casa.

Manda en casa mi marido,
cosa propia y natural
ya que siempre me pregunta
lo que tiene que mandar.

Me envidia más de una amiga
mi prodigioso marido
pues ni un día a la semana
me repite el mismo guiso.

Hay maridos tan bragazas
que ya hasta secan los platos;
por contra el mío, machote,
no me pasa de fregarlos.

Ni guapo ni alto ni fuerte
ni granuja es mi marido...
¡ay, si al menos se achispara,
fumara o me alzara el grito!

Cuando mi marido tose
y a gritos ordena y manda
es señal la más segura
de que ni el gato está en casa.

Viudo de cuatro mujeres
y de cuatro suegras yerno...
no extrañará Juan la plaza
si va a parar al infierno.

Si llego muy tarde a casa
y está ausente mi mujer
de rendirle estrecha cuenta
me libro por una vez.

El adán que anda diciendo
que él sí que manda en su casa
o está viudo y vive solo
o le hacen creer que manda.

¡A quién he de querer más
si me hacen esta vida
mi borrico cuesta abajo
y mi mujer cuesta arriba!

Dos gallos en un corral
sabes, mujer, que no ligan
¡no quieras pues serme gallo
que no te he de ser gallina!

Mujer, radiante mujer,
mujer de juncal palmito,
con qué pasión te adoraba...
¡antes de ser tu marido!

Con mi angelical ortiga
no es difícil entendernos:
le digo a todo que sí
y hago después lo que quiero.

Es tan dulce mi costilla
como el agua de acederas
pues las mieles que rezuma
hasta el carro me destemplan.

"Para que no hagamos tarde
friego yo por esta vez."
Así dijo no el marido,
¡así dijo la mujer!

Como es hoy de nuestra boda
el catorce aniversario
llevaré a mi mujercita
un manojito de cardos.

El día que me casé
se enredó mi astronomía,
porque me vino la noche
y nunca me viene el día.

Yo de mi capa hice un sayo,
de mi sayo hice un chaleco,
de mi chaleco hice un gorro,
me casé... ¡y ni toser puedo!

Cuando pa' diñarla esté
habremos de celebrarlo:
tú porque eres quien se queda,
yo porque por fin me marcho.

Pa' que charlen, un lorito
l'he coapráu a la parienta,
que me ha dicho la vecina
¡que se va tres meses fuera!

En casa de la alguacila
los papeles son muy simples:
la alguacila ordena y manda
y el alguacil calla y sirve.