¡Ay, golondrina!

 
 

—¡Ay, golondrina!
Siempre que marchas
¡cuánto t'envidio
las tuyas alas!

¡Yo aquí tan sola,
may veyén nada
si no estos pinos
de la solana!

Mientras me quedo
yo aquí olvidada
tú veis el mundo,
ciudás tan majas;
veis chens modernas,
mozas pintadas
y mozos finos
que las demandan.

 

—Las alas mías
no'nvidies tanto,
qu'en ixes mundos
pa tú tan majos
ñ'hay aparencias,
ñ'hay desengaños.

Ñ'hay chens que volan
y hasta ben alto
que día y noche
viven lo falso,
cuan tú entre'spigols
tiens el encanto
d'ixas flloretas
que, ya dos años,
a san Antonio
le trais... de paso.